El camino hacia los consensos en España

Hasta hace relativamente poco, el sistema de partidos español se regía por una lógica tradicional de bipartidismo imperfecto, el cual se caracterizaba por la existencia del PP y del PSOE como los dos partidos principales que, bajo una estructura bipolar abarcaban la mayoría de escaños en el Congreso de los Diputados y tenían una diferencia entre el número de escaños de los dos relativamente reducida.

Aunque la competencia electoral definía a cada partido en un lado del eje ideológico de izquierda-derecha, se tendía a realizar una competencia centrípeta para conseguir el mayor número de votos posibles de cara a los comicios electorales, dado que en el centro no existía un partido político como tal, o como mínimo con un peso suficiente revertir este efecto, siendo UPyD entre las pocas formaciones que se situaban en la transversalidad pero sin llegar a ser nunca clave en este aspecto, entre otras cuestiones, debido al alto precio que les suponía cada escaño por las normas electorales. 

A ello, Sartori (1976) en su libro Parties and Party Systems,clasificaba los sistemas de partidos en función de determinados criterios cuantitativos (nº de partidos y su tamaño) y relacionales (actividades entre ellos), donde el caso español se ubicaba en los sistemas de pluralismo limitado o moderado. Esto nos quiere decir que, aunque es cierto que la dinámica parlamentaria se definía bajo una clave bipartidista, el sistema propio en sí oscila en un número mayor de partidos en el que la competencia electoral, aunque mantiene su tendencia centrípeta, reparte más la lucha electoral entre el resto de formaciones y requiere de mayores esfuerzos de consenso para la formación de coaliciones de gobierno, puesto que los partidos no obtienen los escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta.

En la actualidad, esta lógica se ha agravado aún más debido a la aparición de nuevos partidos que han adquirido un peso relevante y que han debilitado en términos de apoyo electoral a los dos principales partidos que se habían repartido la alternancia de gobierno hasta la fecha. Un indicador importante para apreciar este cambio de rumbo es el del Número Efectivo de Partidos Políticos (NEPP) que desarrollaron Laakso y Taagepera (1979) y que refleja la media del número de partidos ponderado por su tamaño tanto en votos como en escaños. El índice se computa con la fórmula NEPP=1/ΣPi2.


Elaboración propia a partir de Rama Caamaño, J. (2016). Un nuevo terremoto electoral elecciones generales 2015 y 2016 en España. ROED, nº 5.


Los resultados de la tabla anterior muestran que el número efectivo de partidos durante las elecciones generales hasta 2011 se ha mantenido dentro de un bipartidismo imperfecto, en tanto que siempre los valores han fluctuado dentro del intervalo de entre 2 y 3 partidos efectivos. Sin embargo, esta aparición de nuevas formaciones (principalmente Podemos y Ciudadanos), han cambiado y transformado esta configuración, ya que en el caso de Podemos, este se ha situado a la izquierda del PSOE, en la lucha por ser el nuevo partido de las izquierdas, y Ciudadanos entre PSOE y PP, adoptando un rol de partido bisagra mientras ha ido viendo como las encuestas pronosticaban un incremento de su bolsa de votantes debido al trasvase de votos por parte de las formaciones que luchaban por el espacio del centro.

Según profesores como Peter Mair (1998), en su libro Party System Change, comenta que un cambio en el sistema de partidos se produce cuando hay un cambio en la estructura de la competición. Empero, aunque esta afirmación va más ligada cuando se modifican patrones de alternancia de gobiernos –cosa que aún no se ha producido–, todo apunta a que no sería de extrañar que se de este suceso en los próximos comicios, los cuales como muestra el NEPP harán de la coalición de partidos una necesidad a la hora de formar futuros gobiernos.

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