Que
América Latina ha dado un giro en el espectro ideológico hacia la derecha desde
2015 resulta una obviedad. Sin embargo, y en comparación de la década de los 90
–como se puede observar en el gráfico siguiente– cabe preguntar el por qué
después de un dominio tan claro por parte de la izquierda en América Latina, se
ha producido semejante revés, concatenando estos mismos partidos una derrota
electoral generalizada. ¿Se debe a un cambio de ciclo? ¿es consecuencia de un
efecto arrastre de una tendencia global?
Gráfico
1. Comparativa de predominancia de gobiernos de izquierda y derecho en los años
2008 y 2018
Fuente:
artículo Kreiman, eldiario.es
Lo
cierto es que varios países de la región, como son los casos de Colombia,
Guatemala, Paraguay, Honduras Panamá y Perú, entre otros, se encuentran
gobernados hoy por presidentes de derecha, cuando hace menos de una década los
líderes eran claramente de izquierdas. Autores como Anria y Roberts (2019)
comentan que las líneas de tendencia son apenas unidireccionales en toda la
región, como exponen con el ejemplo de México o con los partidos reelegidos de
izquierda de Uruguay o Bolivia. Sin embargo, a diferencia de otros factores que
tienen una vertiente más europea o norteamericana como causa de este giro, como
podrían ser las consecuencias de la inmigración, la crisis económica o los
famosos perdedores de la globalización, el caso latinoamericano no es el
resultado del tipo de reacción social que se asocia a estas cuestiones –ni
tampoco las que llevaron a la izquierda al poder en América Latina, sino que
parece ser que se trata más de un ciclo o de alternancia rutinaria a la hora de
que las derechas alcancen el poder. Aun así, no existe una sola ola regional
que derive el motivo, sino que son varios. Por ejemplo, la victoria del antiestablishment de
Bolsonaro en Brasil se consolidó mediante el las protestas sociales contra la
izquierda y Rousseff, en cambio, Paraguay y Honduras tuvieron un ascenso de la
derecha a través de medios no electorales con un juicio político y un golpe
militar, respectivamente. O los casos de Argentina y Chile debido a los
contextos de desaceleración económica, descontento social y escándalos de
corrupción.
De
este modo, se ha visto que las causas para este cambio de ciclo electoral no responden
a un único patrón, pero sí que comparten la misma consecuencia con el
predominio de los gobiernos de derechas. Por consiguiente, se han podido
apreciar diferentes tipos de derechas a la hora de acceder a los gobiernos de
la región, yendo desde los casos de Argentina, Chile y Colombia, con Macri,
Piñera y Duque, respectivamente, a la hora de representar el centro derecha
liberal conservador, hasta la extrema derecha populista de Bolsonaro en Brasil,
recordando a los tintes de Trump en Estados Unidos.
Lo
que sí está claro –y lo expone bien Kreiman en su artículo– es que la izquierda
progresista ha dejado paso en América Latina a la derecha liberal. Empero, este
tipo de liberalismo no deja de ser una consecuencia de la continua
deslegitimación sufrida por los actores tradicionales, de la gran desafección
política y hacia las estructuras de las democracias por parte de los ciudadanos
y de los grandes problemas que no ha sabido dar respuesta la izquierda –o los
partidos tradicionales, en general–, motivando la aparición de nuevas fuerzas
que plantean una nueva agenda institucional para resolver los problemas de los
ciudadanos. Lo que estará por ver es si este ciclo – con matices antiestablisment–
resuelven o empeoran las estructuras democráticas.
Referencias
- § Carey,
John et al. (2013): “Report from the field: two surveys to political
scientists”, en Htun, M. Y Powell, B. (eds.), Political Science, Electoral Rules and Democratic Governance, APSA,
cap. 7, pp. 62-73.
Comentarios
Publicar un comentario