¿Está la política catalana en una encrucijada?
Si bien es cierto que la política catalana siempre ha vivido bajo
un cierto espejismo político desde los inicios de los comicios autonómicos, y
más propiamente dicho, desde la llegada de Pujol al trono de hierro, no cabe lugar a
duda que en los tiempos coetáneos el Oasis en el espectro catalán esta de
vuelta con más fuerza que nunca.
El ejemplar del Oasis Catalán (Casals: 2010) ilustra una
contextualización del escenario político catalán con un recorrido histórico
lineal hasta el inicio de la crisis de partidos en Catalunya, suponiendo un
punto y a parte que al parecer ha retomado Culla en El tsunami para analizar las secuelas del actual
sistema de partidos catalán.
El pujolismo, las
relaciones entre Catalunya y España y el descontento de la sociedad catalana
han producido una alteración significativa desde 1980, pasando de unas
expectativas inicialmente comunistas y democratacristianas a una realidad de
impacto protagonizada por el Partit dels Socialistes de
Catalunya (PSC) y Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) –incluida en la federación CiU
desde 1980 hasta 2015–, los cuales sustentarían las bases de los pilares de los
gobiernos venideros junto con una Esquerra Republicada de
Catalunya (ERC) al alza.
No es hasta la legislatura
de 2003 cuando el tripartito pone fin a la hegemonía de CiU ante un Pujol que
aún siendo la fuerza más votada, tuvo que ceder dado que su discurso caduco
empezaba a reflejar la perdida de votos que se fugaban a ERC.
La sucesión de estos hechos muestran el corolario del actual clima
catalán, dado que el cambio de discurso de Pujol por uno más catalanista, el No
al Estatut por parte de ERC o las dificultades
del PSC para no contradecir las actuaciones del PSOE respecto a las relaciones
entre Catalunya y España suponen un giro en la concepción parlamentaria
catalana reflejando a un PP en auge o por el contrario, a una cara renovada del
PSUC – federación ICV– que se vería amainada una vez finalizado el tripartido.
No es pues casualidad, que esta cocina parlamentaria, fuese creando
a fuego lento un descontento en la población, una tensión entre las relaciones
con el gobierno central español, fruto de los resultados del Estatut y una serie de movilizaciones sociales
que reivindicarían los destapes de corrupción y la falta de presunción de
inocencia de ninguno de los partidos de la vieja política.
A tenor de esta tesitura, las comparaciones con el modelo italiano
o la emersión de nuevas alternativas políticas con el fin de abarcar espacios
del eje político supusieron un matiz populista que dio entrada a los primeros
marcos de actuación por la independencia y también, como polo opuesto, a una
catalanofobia por parte “dels països veïns” –Aragón,
Islas Baleares y Valencia.
Con todo ello, nos
encontramos ante una actualidad política la cual en el transcurso de estos
últimos 30 años, ha ido asentándose unos cimientos en el espectro catalán que
finalmente han deparado un completo oasis catalán fruto de una ilusión
percibida que ha topado su cumbre con un espejismo del bloque nacionalista que
no ha parado de dar golpes de calentamiento en el ring ante un gobierno central
que todavía se encuentra sentado en la esquina del cuadrilátero y ante un
árbitro que llama al respeto de las normas y al diálogo.
No obstante, este espejismo parece ser que ha ido clarificándose
más, y aquellos que parecían ser las soluciones al aparente maltrato por parte
del gobierno español se encuentran a instancias de demanda de prisión por
parte de la Fiscalía por casos de corrupción o a expensas de condena por el 9-N
bajo un papel de mártires. Todo ello da lugar a una serie de planteamientos que
con el tiempo determinarán si todos son lobos bajo pieles de cordero o si
realmente era una estrategia de estirar de la cuerda para lograr mayores
ventajas fiscales. No obstante, a veces el remedio es peor que la enfermedad, y
las jugadas del establishment han provocado que haya gente que
realmente piense que existe un oasis, lo que derivará a pensar como decirles a
toda esta gente que sólo se trataba de un espejismo.
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